Adelanto del Episodio 4
El Delta del Paraná es un paisaje que nunca termina de asentarse. El agua sube, baja, avanza; el viento mueve el rumbo de los juncos y cada estación cambia la manera en que se vive y se trabaja en las islas. En los últimos años, sin embargo, los cambios no llegaron solo por la naturaleza: el tránsito fluvial y el turismo comenzaron a marcar un ritmo nuevo, más acelerado y más ruidoso.
En el cuarto episodio de La Memoria del Humedal, nos metemos de lleno en esa cotidianeidad isleña y en las tensiones que atraviesan al territorio hoy.
Un territorio que ya no descansa
El Delta es amplio y diverso; no es un bloque uniforme. Cada sección tiene su carácter y su modo de ser habitada. Pero en la primera sección, la más cercana al continente, la calma quedó atrás. Lanchas colectivas, embarcaciones recreativas, motos de agua y yates circulan sin pausa, de día y de noche. Ese movimiento constante desgasta las orillas, altera la fauna y modifica la forma en que se vive a la orilla del río.
Martín, isleño de nacimiento y de elección, lo cuenta sin vueltas en el episodio:
“El agua ya no descansa. El ruido espanta a las aves, se rompen las orillas y uno deja de escuchar el silencio del río.”
Turismo, economía y contaminación
El turismo abrió puertas laborales para muchas familias, pero también dejó a la vista una cara más cruda: la presión ambiental. Según la Fundación Humedales, el tráfico fluvial en Tigre aumentó más del 70% en la última década. Sin controles claros, ese crecimiento trae consigo contaminación, ruido, residuos y un deterioro que se siente en lo cotidiano.
Para la comunidad isleña, esa tensión se vive todos los días: el turismo aporta ingresos, pero al mismo tiempo amenaza el propio entorno que lo hace posible.
Ante ese escenario, organizaciones y asambleas del Delta impulsan iniciativas para recuperar el equilibrio: compostaje, educación ambiental, cuidado del agua y redes de vecinos que sostienen, desde lo concreto, la defensa del humedal.
Martín, testigo directo de esos cambios, aporta una mirada necesaria. Conoce el río desde chico y sabe cómo se fue transformando el paisaje: la pérdida del silencio natural, la erosión constante, la tensión entre desarrollo y preservación. Su experiencia resume el impacto sobre la calidad de vida y sobre el ecosistema que sostiene la vida isleña.
Una identidad que se transforma
El episodio invita a mirar el Delta más allá del posteo turístico. Es un territorio donde la naturaleza y la comunidad siguen ligados por una forma de habitar que se reinventa, que se adapta y que defiende la continuidad cultural del humedal incluso en medio de las tensiones actuales.
Hacia el final de temporada
Con este capítulo, La Memoria del Humedal se acerca al cierre de su primera temporada. El próximo episodio será una pausa para mirar el camino recorrido: lo que cambió, lo que se perdió y lo que todavía estamos a tiempo de recuperar para que el humedal siga siendo un hogar vivo —y no apenas un recuerdo del que alguna vez fue parte de nuestra identidad colectiva—.
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